La semana pasada hemos concluido la misión de campo realizada en el marco de la consultoría de Diseño de la Estrategia de Protección Social Responsiva ante choques en El Salvador, que tiene como objetivos (i) Conocer el estado del arte de la protección social responsiva a choques en El Salvador; (ii) Construir de forma participativa una propuesta de Estrategia de Protección Social Responsiva a Choques en El Salvador (EPSRCH); y (iii) Validar la EPSRCH con todos los actores institucionales que intervienen en el sistema de proteción social y defensa civil, entre otros.
La protección social tiene una intrínseca relación con la atención a desastres, la adaptación al cambio climático, la resiliencia, y la acción humanitaria. En este entendido, la Agenda para la Humanidad emergente de la Cumbre Mundial Humanitaria 2016 estableció el enfoque marco a aplicar en la intervención, en particular respecto a las responsabilidades #3 (No dejar a nadie atrás), #4 (Cambiar la vida de las personas: desde entregar ayuda hasta acabar con la necesidad) y #5 (Invertir en la humanidad). Si bien la Agenda para la Humanidad ha concluido su ciclo de aplicación, los cambios de enfoque señalados permanecen y se sostienen en el tiempo.
En una región propensa a la vulnerabilidad ante los desastres, con escenarios históricos de altos niveles de violencia e inestabilidad, pero a la vez con avances sustanciales en la implementación de sistemas de protección social avanzados, este enfoque adquiere especial relevancia. La idea detrás de esto es que tiene mucho mayor valor trabajar de una manera que apoye y empodere a los equipos de respuesta inmediata, nacionales y locales; por una mayor atención a la preparación y prevención de las crisis; y para que los actores humanitarios y de desarrollo aprovechen sus fortalezas comparativas para trabajar hacia resultados colectivos para reducir la necesidad, el riesgo y la vulnerabilidad.
El enfoque de protección social responsiva (Shock-responsive social protection) ha sido desarrollado de manera particularmente relevante por Oxford Policy Management y el Programa Mundial de Alimentos, siendo las publicaciones sobre todo de R. Beazley y A. Solórzano[1] una base fundamental para el marco teórico de esta aproximación. Este enfoque no se trata de sustituir el rol del sector de la defensa civil u otros respondedores, sino de complementarlos basándose en un enfoque integral que abarque los diferentes sectores y dimensiones de la respuesta.
Para desempeñar este papel de manera oportuna, los sistemas, programas y/o procesos de protección social deben adaptarse antes de producirse las crisis y deben ser lo suficientemente flexibles como para permitirles reaccionar ante circunstancias cambiantes. Además, los sistemas y programas de protección social deben ser ellos mismos resilientes a las crisis. Al planificar el papel de un sistema de protección social responsiva, es importante no imponer una carga adicional a sistemas débiles o incipientes ni a programas que no logran cumplir sus mandatos básicos: los sistemas de protección social maduros ofrecen mejores oportunidades de respuesta.
La misión de campo consistió en una visita de dos semanas a El Salvador, en las que se sostuvo una diversidad de reuniones y entrevistas con actores institucionales, que participan en los procesos de gestión de riesgos, alerta temprana, protección social, transferencias condicionadas y otros que conforman y/o inciden en el sistema de PSRCH, con la finalidad de recopilar, sistematizar, analizar y procesar información que permita determinar las líneas estratégicas para la identificación de poblaciones vulnerables, la respuesta efectiva ante choques y la activación del sistema de manera oportuna y eficiente.
[1] (Rodolfo, Solórzano, & Soussouvi, 2016); (Beazley, 2018 a); (Beazley, 2018 b); (Beazley, Solórzano, & Barca, 2019)